El director general de la OIT ha lanzado una importante iniciativa global acerca del futuro del trabajo. Hay esfuerzos ya encaminados hacia una reflexión. Por ello, no soy la voz autorizada, no me siento especialmente investido de poder alguno para hablar en nombre de mi institución. Dicho esto y ante la invitación de la ministra del Trabajo de Colombia, doctora Restrepo, y habiendo hecho esta aclaración ofreceré, a título personal, reflexiones muy preliminares sobre la materia que nos ocupa.
Se conmemora en Bogotá el día del trabajo decente. La expresión fue acuñada en la Conferencia Internacional del Trabajo de 1999 por el entonces director general, señor Juan Somavía.
Decente es de buena calidad o en cantidad suficiente en la sexta acepción del diccionario de la lengua española.
Con el tiempo y enriquecido por debates y foros, hoy se considera trabajo decente, en términos muy generales, a aquel trabajo productivo que se brinda en condiciones de libertad, seguridad, que garantiza el respeto a los derechos laborales y que conlleva una remuneración adecuada con las prestaciones sociales garantizadas.
Antes de la creación de la OIT, las condiciones de trabajo estaban, para las grandes mayorías, libradas a la relación inequitativa entre el capital y el trabajo. Precedida de una colonización extendida, la revolución industrial, de los movimientos sociales y de un gran debate intelectual e ideológico, era un mundo acotado, muy acotado.
En función de ello y de los inicios del siglo XX y del primer capítulo de la gran guerra, dicho en sencillos términos, la fundación de la OIT busca , vía la legislación internacional, la promoción de la justicia social para alcanzar una paz duradera estableciendo y promoviendo derechos laborales y protecciones a través de variados mecanismos; convenios, por ejemplo, que son normas, que son tratados multilaterales de derecho internacional público, mecanismos propios de control, entre los principales.
En casi 100 años han sucedido muchas cosas en el mundo y hoy, bajo el cielo de la globalización, podemos afirmar con certitud, que la interrelación es un signo principalísimo de la nueva era.
Werner heisenberg, aleman que en la década del 30 mereció el nobel de la física, muy joven, afirmó.
“todo tiene que ver con todo en todos los puntos y en todo momento, todo es relación y nada existe fuera de esa relación”.
Esta reflexión filosófica, acaso hasta metafísica, prescindiendo de la posibilidad de ser creyente o no serlo, nos confirma que, desde la paleontología, el génesis, aquel del antiguo testamento, Copérnico, la medicina molecular, todo los ciber, las neurociencias y otras entidades, dicha relación es casi hoy, cara al futuro, el mundo de lo desconocido.
Heisemberg desde hace mucho es considerado el padre de la física cuántica, y hoy tiene más vigencia que nunca cuando observamos que en el mundo del trabajo impacta la política, el comercio, la economía, las migraciones y dentro de ellas, las involuntarias y masivas, las bolsas, las calificadoras de riesgo, los movimientos políticos y sociales, las tendencias etarias, los regionalismos, la ideología, las crisis humanitarias, la videocracia, la carrera armamentista, el club nuclear , la nueva guerra fría que abandonó la ideología y la sustituyó por la geoestrategia, los fondos de inversión, la informalidad, el multiempleo, el cooworking, el abandono del campo, la crisis de diversos sistemas políticos, la crisis de la confianza y que es binaria, los déficits fiscales, las multinacionales y las cadenas de valor, la relocalización de las empresas o de las unidades de las mismas, las crisis de los sistemas de la seguridad social y de las pensiones y así la lista es larga, larguísima.
El mundo que conocemos, a los efectos de esta reflexión, ya no existe, en su proyección inevitable y exponencial.
En los últimos años he confeccionado, hasta ahora, 70 cambios que se han producido, introduciendo nuevos actores internacionales, nacionales, paradigmas, cambios en las pirámides etarias, sus tendencias en distintos países, generaciones. Los ni (ni estudian ni trabajan), los milenials, los zetas. Cada uno en su mundo, desconfiados muchos de ellos.
De la post guerra y el mundo bipolar, pasamos al unipolar, al multipolar y considero personalmente, que asistimos a un naciente mundo apolar. Cierta anomia en la práctica y en variados espacios. Nadie quiere ni puede ser y soportar el costo político y financiero de convertirse en el nuevo sheriff del mundo, en momentos donde hasta el concepto de seguridad ha mutado incorporando nuevas categorías hace 15 años impensables. La ciberdelincuencia y la consiguiente ciberseguridad. Hoy casi cualquier cosa es letal e imprevisible.
Vivimos un momento Guttenberg. Asistimos la transición de una era de cambios a una cambio de era.
Considero, personalmente, que es la era disruptiva. Casi todo es disruptivo dada la velocidad de los cambios. Me explico.
Una era disruptiva en la que la inteligencia artificial aplicada a la producción robotizada, exponencialmente, ha puesto ya los dos rieles por donde transitarán las locomotoras de la economía y de los nuevos trabajos, de los nuevos perfiles, de las nuevas demandas, por ende, de la necesidad imperiosa de una nueva enseñanza.
El futuro del trabajo ya lo estamos avizorando, ya penetró en nuestras mentes y sólo existe lo que pensamos que existe, lo que es concebido.
La política, la gran política, se nutre, o es en esencia, la esfera de las percepciones; y las percepciones predominan en las decisiones de los gobiernos, de los grupos de interés, de los inversores, de los trabajadores, de los defensores de los derechos humanos, de los innovadores, de los consumidores, de los jóvenes, hasta de los espectadores.
Conforme las tendencias demográficas hoy, aproximadamente, se incorporan anualmente 40 millones de personas buscando trabajo, lo cual significaría que en 12 años, a efectos de los objetivos de desarrollo sostenible, agenda NNUU 2030, la economía mundial debería crear cerca de 600 millones de nuevos puestos de trabajo.
Se suma que más de la mitad de los actuales niños tendrán trabajo que aún no se ha inventado. Según estudios del Millennium Project (2013), más del 40% de los actuales empleos desaparecerán en los próximos 20 años siendo reemplazados por la inteligencia artificial.
Ergo, resulta legítimo, hic et nunc, preguntarnos, reflexionar, cuestionarnos, ¿trabajo, puestos de trabajo?
¿donde, cómo, con qué nuevas relaciones de trabajo, con qué perfiles, con qué garantías, de qué calidad esos nuevos puestos de trabajo?. ¿Qué hacemos con los precarios, con las personas que no tienen ni esperanzas con los sistemas actuales?
A grandes rasgos, ¿cuáles son algunos signos de esta era naciente?, enumero algunos:
La instantaneidad
La vida satelital hasta en lo más personal
El eCommerce
La vida verde, economía, productos y consumo verdes
La transnalización de las fronteras de la producción
La internacionalización del crimen y de la justicia
Las nuevas fuentes energéticas
Las crecientes brechas tecnológicas entre países y dentro de ellos
La mayor heterogeneidad económica, social y laboral
Los nuevos conceptos de empleabilidad
Mayores competencias duras y blandas
La mayor segmentación de los mercados de consumo
La mayor segmentación y fragilidad de los mercados laborales
La marginalidad paisajista, nos acostumbramos…
La homogenización creciente del trabajo masculino y femenino
Los migrantes informáticos
El teletrabajo
Las plataformas
La nube
La big data
Los nuevos modelos de negocios
El e marketing
Las redes sociales
La pérdida relativa del valor de la palabra
La relación corporativa y personal bioempática
La uberización
El remodelamiento de las esferas público y privadas
Las grandes magnitudes
A modo de simples ejemplos de las grandes magnitudes, menciono sólo 4:
+la sociedad más grande es face, 2000 millones de usuarios
+en los últimos 20 años se han producido más cambios que en segundo milenio. El crecimiento vía la informatización de casi todo es exponencial y creó ya neoanalfabetos.
+cada día se sube a la nube billones de datos
+China ha consumido en los últimos 20 años más cemento que usa en el siglo xx
Expuesto así este reto presente y futuro en el mundo del trabajo, en brevísima y apretada exposición, cae de suyo, la tarea ya existente y que se puede simplificar en una sola frase.
Obligados a cuestionarnos mucho, a cuantificar las necesidades, a fortalecer los valores cívicos y las dignidades humanas, debemos, estemos donde estemos, seamos quienes seamos, pensar que los cambios llegaron y se asentaron y que por consiguiente, el diálogo, la buena fe, el diagnóstico objetivo, el pronóstico previsible impone unidad, impone solidaridad, impone eficiencia, impone inclusión; finalmente impone, lo que es muy difícil desde la cultura, la heterogeneidad, la convivencia pacífica y el bolsillo y la escasez, reitero, impone reinventar y adecuar los sistemas que no alcanzan, que no brindan confianza y que deshumanizan a la humanidad.
Venimos los aquí presentes, mayoritariamente de dos culturas y cosmovisiones que se fusionaron, de una u otra forma. No es hoy momento de juzgar. Sí de subrayar, de valorar, de sumar.
En el mundo andino existía la ley de la hermandad, la ley de la reciprocidad, la ley de la cooperación.
Especial importancia tenían, el hatun yachacc, el que más sabe y el yachaqq simi cheqaq simi, el hombre de palabra sabia, justa y orientadora. No eran épocas de justas electorales. Como los griegos de Platón, llamando a los jueces a gobernar en su famosa República por el valor de la justicia.
Pensando en España, e imaginando diálogos de don Quijote, a modo de reflexión final y, como ésta exposición de ideas, también de propia factura, acotaría terminando:
Sancho, si por ventura tuvieres que llegar a puerto seguro para gobernar la ínsula, habrás de tomar infinitas precauciones ya que de mares profundos y aguas tormentosas éste, el nuevo mundo, ya escuchamos su cantar en orillando nuestras costas.
Conduce tu barca con sabios timoneles y porfiadas velas, ya que a lo nuevo, acompañan siempre los miedos y las incertidumbres y, ello, nos horada el alma; y cuando ésta inquieta vive, los hombres se tornan necios y se nos presentan afiebrados.
Fiel compañero, sigue rectos preceptos y si la vara de la justicia doblares, que sea siempre preservando la dignidad de nuestra especie. Come poco y cena más poco y así seremos más felices y luengos serán tus días y los de aquellos que ya nos acompañan en ésta procelosa travesía.
Por sus atentos oídos, muchas gracias.
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