LA ERA DISRUPTIVA

Por Javier González-Olaechea Franco

El mundo transita vertiginosamente de una era de cambios a un cambio de era: la denomino Era Disruptiva, moderno tempus Guttemberg.  Llegó y se quedó por la irrupción de la inteligencia artificial, las nuevas tecnologías comunicacionales y la bio ingeniería.  Modifica o sustituye exponencial y bruscamente paradigmas y creencias que sostienen sistemas.

Entiendo por disrupción el cambio brusco, vertiginoso y determinante de un conjunto de paradigmas y reglas que sustentan un sistema. Por ello debemos recordar a Werner Weisenberg, nobel de física con algo más de 30 años antes de la segunda guerra mundial y hoy considerado el de la física cuántica. El científico alemán afirmó “todo tiene que ver con todo en todos los puntos y en todo momento, todo es relación y nada existe fuera de esa relación”, certeza actualmente incontrastable.

El planeta es 30 % tierra y 70% agua. Hemos sustituido en un siglo un tercio de la tierra por uno cemento y hemos extendido las ciudades.  En los últimos 20 años hubo más cambios que en muchas centurias. Con más actores, la guerra fría mutó de ideológica a geoeconómica. Hemos perdido y cedido soberanía, traspasado fronteras y sin rubor confundimos lo público con lo privado. La crisis de la confianza, binaria como el cerebro, se expande con apellidos: humanitaria, alimentaria, financiera, laboral, sanitaria y más. Transitamos del mundo bipolar al unipolar, al multipolar y ahora al apolar, extraña anomia internacional.

La conformación del Consejo de Seguridad de la ONU no permite un orden justo mundial, ni siquiera un orden. Está detenida en Yalta. Ya no hay sheriff global. La seguridad global  ha mutado con más potencias que enriquecen uranio a los fines nucleares y sin acuerdo global. Desde el fundamentalismo, todo es arma letal.

La guerra tradicional también ha mutado. A los tres ámbitos tradicionales de combate, el terrestre, el marítimo y el aéreo se ha sumado con primacía u omnipresencia el espacio exterior. Quien domina el espacio exterior está aplicando la nueva doctrina del multi-dominio e incorporando en redes inteligentes, la ciber seguridad, el ciber ataque, la ciber inteligencia y la geolocalización de todo y de todos y todas las nuevas tecnologías con escaso margen de error. El bombardeo quirúrgico a 15,000 metros de altura de todo el convoy iraní que transporta al líder militar, artífice de la expansión externa de sus fuerzas y de su guerra de guerrillas, es un botón de muestra. El dominio del espacio exterior y su uso militar unilateral es ampliamente disruptivo.

Estados Unidos, aún la primera potencia, tiene 2 vecinos y 24 mil kilómetros de ríos navegables y es en proporción es el país más integrado. Aún resisten invirtiendo en tecnología. Sin embargo, el año pasado el China patentó más del 62 % de los nuevos inventos y es tendencia.

La reforma iniciada hace 41 años por Den Xiaoping y el deliberado dumping laboral y el dumping monetario chino, con 14 vecinos y con mayor variedad étnica y más compras anuales de robots que la UE, China atropella a toda velocidad. El “continente” chino consumió en 15 años más cemento que USA en el siglo pasado. Del puesto 29 en volumen de importaciones y exportaciones saltaron al primero. Creando 53,000 entidades empresariales diarias y con buques-fábrica en aguas internacionales no pasibles de control y penalización, inundan mercados por centavos y salieron de shopping y compran todo lo que pueden. Se imponen potenciando la regla que sobrevivir es producir más y mejor con menos dinero y menos personas.

La estrategia china es disruptiva a los efectos globales. En los hechos, ha cambiado ciertas reglas porque compite deslealmente con las economías occidentales que cumplen con normas laborales que constituyen tratados internacionales multilaterales. Me refiero a lao principales convenios adoptados por la OIT.

Con la big data, las plataformas digitales, (e-business, e-comerce, e-marketing, etc.) ?llegaron nuevas terminolog?as, grafolog?as y actitudes. Desnudos y an?nimos, somos ??data y targets. Duplicamos capacidades de computadoras cada 18 meses y los robots se pagan en 24. La tubo-navegaci?n, las fibras inteligentes en la ropa o debajo de la piel que cuidan nuestra salud, la comunicaci?n humano-m?quina, la evoluci?n de la realidad aumentada, la creatividad computacional y la ubicuidad de los sensores, entre otros avances, nos conduce al nuevo mundo enfrentando variados y colosales retos.

Desprovistos de ciber ?tica y de gu?as en la era naciente, alarma que en un 40% de los actuales empleos ser?n reemplazados por inteligencia artificial en 20 a?os y un 40 % de los ni?os estadounidenses buscar?n trabajo en 20 a?os con perfiles hoy desconocidos.

La “libertad geográfica”, la informalidad global que supera el 60%, la extendida precariedad del trabajo y el multi empleo enterraron la carrera laboral y conviven con migrantes informáticos cuya proporción creciente son los nativos digitales. Las brechas entre países, estratos y personas indefectiblemente, cual tsunami social, siguen aumentando. Es la selección natural de las especies de Darwin, causado disruptivamente por el desecho laboral.

El bornout o quemado laboral soporta el bulling social, la asimetría contractual entre los gobiernos y las grandes multinacionales, las siempre últimas apsp, el poder disciplinario digital, entre otros, nos obliga a introducir nuevos conceptos para describir nuevas realidades; el neo alfabetismo, la neo exclusión, el síndrome de ansiedad disruptiva y la patología del vértigo existencial que inmovilizan a las nuevas subcategorías sociales que se baten en favelas o villas miseria.

Estonia, país totalmente digitalizado, se desarrolla en la nube y el lago suizo de Zeg se expande como cripto-sociedad mientras robots japoneses atienden hoteles y el banco Betterment.com no brinda empleos. A las viejas asimetrías le añadimos nuevas y observamos la pobreza y la corrupción como paisaje costumbrista. El crudo tránsito del acotado Estado de bienestar al del creciente mal-estar evidencia una educación absolutamente disfuncional a los mercados actuales y futuros.

La Era Disruptiva es una realidad, vive en nuestras mentes. Y sólo existe lo que pensamos que existe, lo concebido, condicionando nuestras decisiones desde nuestras percepciones. Soy escéptico, pero creo que debemos redoblar esfuerzos en aras de un nuevo contrato social. Hay que beber de la fuente de los clásicos, lo deben hacer los ciber-filósofos recordando que Platón postuló una educación igual para todos y que Aristóteles distinguió la justicia aritmética de la geométrica, fundamento lógico y justo de la redistribución.

Ya no basta el crecimiento y tampoco el desarrollo. La economía del bienestar adiciona al crecimiento y al desarrollo viejas demandas sociales, tales como, el acceso a la justicia, a la seguridad y a una educación de calidad que cierre brechas.

Los libros sagrados privilegian la solidaridad y la cooperación. Los hebreos las extendían desde su sangre y raza al elegido pueblo de Israel. El cristianismo ensambla ambos preceptos de sobrevivencia en la familia expandida desde las catacumbas de la fe horadando y convirtiendo conciencias. El mundo andino legó la ley de la hermandad, de la reciprocidad y de la cooperación. Especial relevancia tenían, el hatun yachacc, el que más sabe y el yachaqq simi cheqaq simi, el hombre de orientación justa.

Respuestas ya emergen. La vida lenta, la ley francesa de desconexión fuera del trabajo, la new taxation a las grandes empresas que lideran los cambios, a las ganancias y a los robots, el retorno al villorio, la solidaridad expansiva, entre otras, en el contexto de la inútil cruzada comercial de Trump en “modo” reality show.

No enfrentamos un debate tecnológico. Estamos expuestos a un dilema existencial y moral sin precedentes. En menos de 20 años la inteligencia artificial autónoma superará a la humana. Podrá crear vida y por ende, sub especies humanas con superioridades predeterminadas. Al no tener límites ni controles, es muy probable una eclosión de la inteligencia artificial, distintivo principalísimo de la Era Disruptiva. Nos toca preservar a la persona desde la impostergable regeneración educativa, con nuevo contrato social y el gobierno de la Era Disruptiva.