La Amazonía llora gimiendo

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El infortunio de nuestras tierras,
el chillido de aves y otros animales,
aterrados entre llamas y la humareda,
surcan nuestros cielos húmedos y tristes.

Las voces denunciantes son silenciadas,
las imágenes rojizas se pierden en el ayer
mientras observo un mundo sin frenos,
y culturas vacías y no ardemos con ellas.

La desnaturalización del hombre
es la fiebre por las reservas vivas,
es el cáncer de la codicia e impudicia,
es la metástasis de la razón impura.

Así, mientras nos arrebatamos titulares
picoteando las migajas de la política mezquina,
qué grandes son nuestros cuerpos y espaldas,
mutilados de ver y de sentir,
fuente inagotable de locura.

Llora gimiendo nuestra Amazonía y yo con ella.
Sufren nuestros desdichados bosques,
sentimos la ausencia de los saberes ancestrales,
es la tristeza y el luto de la vida misma,
y, también, el silencio de los inocentes.

Lima, 26 de agosto del 2019

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